«Según un estudio realizado por las organizaciones que componen la Unión de Uniones, con datos procedentes del Observatorio de la Cadena Alimentaria, la media que recibe el agricultor frente a lo que paga el consumidor final en los productos agrarios es de un 30%, pero en el caso de naranjas y mandarinas la situación «es mucho peor», pues en el primero la media es de un 16% y en el caso de las clementinas de únicamente un 12%.
Ante estas cifras, la Unió de Llauradors denunció en el Día de Mundial de la Alimentación las «graves disfunciones» que existen en la cadena alimentaria. La organización subrayó que los intermediarios se quedan en naranjas y mandarinas un 30% de media y en el destino el 56% restante.
En esta línea, la organización quiso poner en evidencia «la dramática situación que viven los productores de cítricos, amenazados por las concesiones comerciales a países terceros, donde productos como la naranja o la clementina no llegan a percibir ni el 15% en origen».
La Unió señala también el efecto negativo que tiene el «desequilibrio» de fuerzas de la cadena alimentaria «en perjuicio del eslabón más débil, el productor» que «se ve, además, agravado por cuestiones internacionales políticas que utilizan como moneda de cambio a la agricultura y la ganadería», como la imposición de los aranceles por parte de EE. UU. como represalia por el caso de Airbus, el acuerdo UE-Mercosur o con otros países terceros como Sudáfrica o el Magreb –Marruecos o Túnez, entre otros–.»
Fuente: lasprovincias.es